Un solo donante cede cada uno de sus pulmones a dos receptores. Ésta es la fórmula del twining, una modalidad de trasplante que permite aprovechar al máximo los órganos y acortar la lista de espera de los candidatos a un injerto pulmonar. Implantar este programa supone un gran reto logístico, ya que implica tener a punto dos amplios equipos de profesionales que deben llevar a cabo la intervención. En España, por ahora lo practica el Hospital Universitario del Valle de Hebrón, que lo inició hace unos seis años y que desde hace unos tres lo realiza sistemáticamente.
La imaginación de los profesionales sanitarios y la implicación de las autoridades sanitarias está propiciando la aparición de nuevos programas de trasplante para contrarrestar la escasez de órganos. Tras la donación de cadáver se pensó en la donación de vivo. Esta misma semana, desde la Fundación Puigvert se anunció la intención de la Organización Nacional de Trasplantes de impulsar un programa de trasplante cruzado de riñón de vivo para aprovechar las donaciones al máximo. Mientras ese plan aún es una declaración de intenciones, existen otras fórmulas para optimizar órganos que ya son una realidad y de las que apenas se habla.
Una de ellas es el twining. Se trata de una modalidad de trasplante de pulmón que consiste en utilizar los dos pulmones de un donante cadáver para implantárselos a dos receptores. Dicho de otro modo, gracias a un solo donante se practican dos trasplantes unipulmonares.
En España el único centro que lo realiza es el Hospital Vall d’ Hebrón, en Barcelona. Cabe recordar que siempre ha estado a la avanzadilla en trasplante de pulmón, pues llevó a cabo el primero con éxito en España, bajo la coordinación de Ferran Morell, y este año ya ha superado la cifra de trasplantes del anterior: lleva 44 frente a los 40 de 2007.
Según ha informado José Antonio Maestre, jefe del Servicio de Cirugía Torácica, el primer twining se practicó hace unos seis años. El primer caso permitió trasplantar a un adolescente y a un adulto menudo. Dos o tres años más tarde, el hospital comenzó a practicar este trasplante de forma más sistemática en adultos (en niños los trasplantes suelen ser bipulmonares).
Para ello, ha realizado una planificación en lista de espera de las posibles parejas de receptores, de modo que cuando aparece un posible donante ya se sabe qué receptores hay compatibles para cada uno de sus pulmones, derecho e izquierdo.
En España, en general, la mayoría de trasplantes son bipulmonares (mientras que en el registro internacional están a la par con los unipulmonares), ya que funcionan mejor y la escasez de órganos no es tan acuciante como la de otros países como Estados Unidos, donde debido a esa escasez se intenta que los pacientes sobrevivan con uno unipulmonar.
Las ventajas
En el contexto actual, el twining tiene varias ventajas, ya que “aligera la lista de espera y permite aprovechar mejor los órganos”, más teniendo en cuenta que los pulmones son órganos difíciles de conseguir, ha dicho Maestre. De momento, el twining se practica entre donantes y receptores del Valle de Hebrón y no entre los de varios hospitales. Pero, si el centro extractor, en este caso Valle de Hebrón, no puede aprovechar los pulmones, “evidentemente, no se tiran a la basura”. Se envían a otro centro acreditado para hacer trasplantes pulmonares en España, que cuenta con seis en total.
Junto a sus ventajas, lo más destacable del programa de twining impulsado por el Valle de Hebrón es la compleja organización que entraña. “Su principal reto y dificultad es logística”, ha añadido Maestre. “Técnicamente el twining no se diferencia en nada del trasplante unipulmonar. La única salvedad es que debe poner a punto el doble de efectivos en un momento puntual”, lo que no hubiera sido posible sin el apoyo de la dirección médica del centro, según Maestre.
Despliegue de efectivos
El hospital debe disponer de dos equipos preparados en dos quirófanos para realizar simultáneamente los dos trasplantes. En cuanto el cirujano que extrae los pulmones del donante dice que son aptos para el trasplante, se avisa a los dos equipos que realizarán el implante y a una supervisora (una enfermera) que se encarga de avisar al paciente receptor y a los profesionales que van a participar: a enfermería para que prepare el quirófano; a los anestesistas y a un residente de anestesiología, que acometen
una auténtica “hazaña anestésica” para que los pacientes sobrevivan, pues deben controlar numerosos parámetros; a los celadores, que se encargan de trasladar al paciente, ir en busca de material y estar pendientes de lo que surja; y, por supuesto, a los cirujanos y a las unidades de cuidados intensivos, para que habiliten dos camas para los trasplantados, que tienen prioridad sobre otros pacientes críticos, para los cuales se busca otra solución. “El despliegue anestésico y la coordinación me parecen espectaculares”, ha afirmado Amaya Ojanguren, residente de tercer año en el Valle de Hebrón.
Además, hay que movilizar a todos estos profesionales -entre ellos catorce médicos- lo antes posible, ya que el tiempo de isquemia-reperfusión máximo que debe transcurrir en el caso del pulmón es de ocho horas. Luego, los dos equipos intervienen simultáneamente, durante la noche, que es cuando quedan liberados los quirófanos de la actividad quirúrgica programada durante el día. Al acabar, están tan exhaustos que no lo celebran; simplemente se van a dormir.