Europa coordinará las donaciones para que no se pierda ningún órgano apto
Si toda Europa consiguiera una tasa de donantes de órganos similar a la española (la media de la UE es de 18 por millón de personas, frente a los más de 34 de España), se salvarían unas 20.000 vidas al año de personas que mueren porque les falta un trasplante. Este es el principal argumento que usó ayer ante el Parlamento Europeo la ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, para defender la propuesta de una directiva europea de trasplantes que copie el modelo que tan buenos resultados ha dado en España. La regulación, que será de obligado cumplimiento, ha costado más de dos años de negociaciones, y con toda probabilidad será aprobada hoy, después de que ayer el pleno de la Cámara, reunida en Estrasburgo, le dedicara su último debate, más formal que necesario.
Hay unas 56.000 personas a la espera de una intervención
En la Unión Europea se hacen alrededor de 40.000 trasplantes al año. Sin embargo, todavía hay unas 56.000 personas a la espera de un órgano, y se calcula que cada día mueren unas 15 por falta de un trasplante, indicó Jiménez. Y, a veces, el problema no es tanto de falta de generosidad, como de fallos en el sistema para captar esos posibles donantes y que su altruismo se refleje en una mejora de la calidad de vida de los pacientes, como explicó el portavoz socialista en la comisión que ha preparado la directiva, Andrés Perelló. El eurodiputado señaló que en las encuestas realizadas los españoles no son los más dispuestos a ceder uno de sus órganos, sino que están en un 14º puesto. Sin embargo, la tasa de donantes es la más alta del mundo. Así, parece que el éxito no es tanto una muestra de generosidad (que también), sino de eficacia: lo que falla en otros países es que en las unidades de cuidados intensivos (principal caladero de donantes) no hay unos responsables preparados para detectar esos casos, acudir a las familias, solicitar el trasplante, y encontrar un receptor, como sí los hay en España.
La directiva y su plan de acción, que los países miembros tendrán dos años para adaptar a sus legislaciones, estipula la creación de estas figuras de coordinadores en los hospitales y en los países en los que no los hay. A partir de ahí, será sencilla una coordinación europea para que no se pierda ningún órgano válido, dijo Perelló.
En Europa ya hay tres grupos que teóricamente se coordinan para que si un corazón, por ejemplo, no encuentra receptor en el país del donante, lo utilicen otros. Es el formado por los países escandinavos y los del centro de Europa, aparte de otro, más informal, que incluye a España, Portugal, Italia y Francia. La idea es que con el tiempo todos estos grupos se aglutinen en uno mayor de ámbito europeo, señaló Perelló.
La norma pretende zanjar definitivamente la posibilidad de que haya tráfico de órganos (prohibido en la UE) y establece un sistema de seguimiento combinado con otro de confidencialidad para que en todo momento se sepa de dónde vienen, por si hay sospecha de delito y por si surge algún problema sanitario, como que se trasplante un órgano infectado. También consolida el sistema de donación de persona viva, incluso entre no parientes, siempre dentro de un marco de libertad, no coacción y falta de estímulos económicos.
De los 57 miembros de la comisión que han estudiado la directiva, 56 votaron a favor; uno se abstuvo. A este, un británico, no le gusta el modelo español, en el que toda persona es donante salvo que diga lo contrario (aunque en la práctica se consulta a la familia); quiere que solo sea donante quien así lo haya dejado escrito.